Hace un par de días que me encuentro en la provincia de las naranjas, la horchata y la paella disfrutando de una de las mejores compañías que se pueden tener. ¿Por qué no lo he venido anunciando a bombo y platillo desde hace un mes? Pues porque se trataba de una pequeña gran sorpresa y ella, como es super fan mío, está mirando el blog a cada minuto (¡es bromaaaa!) y se enteraría.
Hacer creer a tu pareja a distancia que estás en casa o en la universidad durante las 12 horas que tardé en llegar no fue tarea fácil. Gracias a WhatsApp y a Facebook por ello. Tras un viaje eterno de mentiras o medias-verdades, haciendo una parada de hora y media en la estación de autobuses de Madrid, llegué a mi destino (casi lloro cuando vi las luces de la ciudad al fondo) Uno de sus amigos me recogió en la estación y me llevó hasta la puerta de su casa. Aplausos a él también.
Cuando ella me abrió la puerta y me vio se quedó tal que así durante dos o tres minutos:
Faltaba más de mes y medio para vernos así que imaginaos la sorpresa que supuso el reencuentro. Cuando consiguió reaccionar le conté que estábamos todos compinchados (madre incluida)
Así que ahora mismo estamos disfrutando de una semanita y pico de vacaciones juntas en Febrero. Antes de que me llegue todo el agobio de las prácticas y el proyecto que ya me está dando algún quebradero de cabeza. Pero todo eso ya se lo dejo a mi yo del futuro. De momento...
Paz y amor.