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7 de abril de 2011

Érase una vez... (IV)

El otro día, navegando por esta red de redes me encontré con una historia que me encantó para esta sección. Sin embargo, ya que este es mi blog y para eso escribo yo lo que quiero le hice algunas modificaciones a la historia original que podéis encontrar aquí (blog altamente recomendable por cierto) Allá vamos.


Alba vivía en un apartamento con Carla. Ante los ojos de la familia de Alba, Carla solo compartía apartamento con ella... Nadie podía probar otra cosa. 

Un día, Alba invita a su madre a cenar en su casa.
Durante la cena la madre pudo comprobar lo  hermosa que era Carla, la compañera de apartamento de su hija. Llevaba tiempo con la mosca detrás de la oreja: que si salir los sábados por Chueca, que si escuchar "Mujer contra mujer" a horas intempestivas de la noche, que si me compro cuatro camisas de cuadros porque están de oferta, que si mira que buena está la Jolie...
En el transcurso de la velada, mientras veía el modo en que las dos se comportaban, se preguntó si estarían acostándose. 
Leyendo a su madre el pensamiento Alba le dijo: - "Mamá, sé lo que estas pensando, pero te aseguro que Carla y yo sólo somos compañeras de apartamento" 
Aproximadamente una semana después, Carla le comenta a Alba que desde el día en que su madre vino a cenar, no encontraba el cucharón grande de plata para servir la sopa. 
Alba le dijo que, conociendo a su madre, dudaba que ella se lo hubiese llevado pero que le escribiría una nota, y que la dejaría en un lugar visible en la casa de su madre. Así que se sentó y escribió: 

"Querida mama: No estoy diciendo que tú tomaras el cucharón de plata de servir salsas pero tampoco estoy diciendo que no lo hicieras, pero el hecho es que éste ha desaparecido desde que tu viniste a cenar a mi apartamento. Con todo cariño, tu hija que te quiere, Alba"

Unos días mas tarde, Alba encuentra una nota de su madre sobre su escritorio que decía: 

"Querida hija: No estoy diciéndote que te acuestas con Carla o que no te acuestas con Carla, pero el hecho es que si Carla se acostara en su propia cama, ya habría encontrado el cucharón de plata para servir sopa, que yo puse bajo sus sábanas. Con todo cariño, Mamá."

4 comentarios:

qwerty dijo...

Buenísimo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! jajajaja

Doctora dijo...

No he leido el blog que enlazas,pero desde luego la historia es muy original,me gustó mucho :)

Estela Rengel dijo...

HOSTIAAAAAAAAAAA jajajaja! Qué bueno, dios mío, jodidas madres. xDDDDDD

La Ardilla Voladora dijo...

Jajajaja, que bueno.

Un beso.

 

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