Retales de la capital

Tras casi cinco horitas de viaje en las que comprendí realmente por qué la gente se quejaba tanto de los 110 km/h en autopistas (realmente es un suplicio ir a esa velocidad por las largas y rectas carreteras de Castilla) llegué a mi destino. 

Mi amiga había preparado una "torrijada" en su piso y había invitado a unos cuantos amigos. Unas cuantas torrijas y una pipa de agua con sabor a melón después la gente fue abandonando paulatinamente el piso. Yo hice mi pequeña aportación a la decoración con un marco muy modelno con una foto de mi amiga y mía en los últimos carnavales. Siempre me ha gustado regalar pequeños detalles cuando nadie lo espera. 

Me arreglé y cené en tiempo record (una hora señores, ni yo me creía como podía tener el pelo tan chachi, seguramente era la ausencia de humedad) para salir después. Estuvimos haciendo botellón en Malasaña un buen rato, en función making friends con algún guiri que andaba por allí y que nos dijo que éramos los primeros españoles que conocía que sabían hablar inglés xD Hacía una temperatura perfecta. No me podía creer que apenas hace una semana estuviera rozando los 10 grados. Me encanta el buen tiempo, sales con otro espíritu. Entonces apareció por allí un señor que vendía un par de gafas a 3 euros y dos pares a 8 euros. Digamos que desde que aprobé cálculo uso la calculadora hasta para hacer la compra pero ahí estuve fina y me compré sólo estas:

Me encantan. Creo que voy a empezar a coleccionar gafas de coña porque ya tengo unas cuantas. Mi objetivo inicial era comprarlas para dormirme en clase y que nadie se diera cuenta pero con esas cejas de hombre pierdo toda mi sexibilidad xD

Unas cuantas copas después entramos a la disco en cuestión. Muy de moderneo. Entré pronto en fase no paro de ver homosexualidad a mi alrededor, que según mi amigo es muy típico en determinados momentos de la noche. Intuí movimientos por parte de una chica muy mona de ojos verdes que bailaba detrás de mí pero como estaba oscuro y mi gaydar es nulo (¿dónde me puedo comprar uno?) no me la jugué y seguí bailando al ritmo de One way or another (I wanna getcha getcha getchaaa) Me pedí una fanta para mezclar con el vodka que llevaba un amigo en la petaca y me cobraron... redoble de tambores... 6 eurazos! Toma ya. Si la llego a pedir con alcohol dejo la Visa allí directamente, mother of god. La noche se pasó volando, hablando con gente que conozco de hace poco, haciendo nuevos amigos y recordando los mejores momentos con los que conocía desde hace más tiempo. 

Llegamos sobre las  7 a casa, yo totalmente zombie por no haber parado en toda la noche. 

A la mañana siguiente, con una resaca demasiado exagerada me fui a comprar algo para hacer la comida mientras mi amiga se quedaba haciendo unas cosas de clase. 

A mi vuelta mi amiga me salta: - ¡Arréglate! Que nos vamos al Bernabeu. Tardé un buen rato en reaccionar. ¿Bernabeu? ¿Real Madrid? ¿Sporting? ¿Gratis? ¿Ahora?

Pues eso, que una hora después, gracias a una amiga cuyos tíos no habían podido ir a ver el partido, nos plantamos con la camiseta del Sporting en la grada madridista xD Antes de que os lo pregunteis, NO, no nos pegaron... pero casi. Nunca había asistido a un partido de primera división y es realmente impresionante incluso si no te gusta el fútbol. Si conocéis el resultado ya os podéis imaginar el grito que pegamos con el único gol y lo que tuvimos que disimular después. Increíble.

A la salida me encontré con un amigo de clase. Pedazo abrazo que nos dimos a ritmo de: ¡¡¡ganamoooooos!!! Luego nos fuimos con una peña sportinguista a tomar algo (no, no había sidras) y fue genial ir con la bandera de Asturias sacada por la ventanilla del coche pitando a todo lo que se nos ponía delante. No, tampoco nos jodieron el coche... pero casi.

Unas cañas y una hamburguesa en Chueca después nos dimos cuenta de lo realmente cansadas que estábamos y teniendo en cuenta que al día siguiente tenía cena familiar dejamos la noche de ligoteo en Chueca para otra ocasión. Película hasta las dos de la mañana y para la cama.

Un fin de semana realmente especial. De esos que te dejan un buen sabor de boca y te recuerdan por qué merece la pena pasar a veces por malos momentos... así luego disfrutamos mucho más de los buenos.