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30 de septiembre de 2012

Y volvieron los domingos raros

Los domingos siempre se me antojaron como unos días extraños. Extraños y un poco tristes. Eso de que al día siguiente aún falten cinco días para volver a descansar no puede ser bueno. Quizás esa sensación aún no había aparecido por la buena compañía de los últimos dos domingos pero esta tarde me sorprendí con una sensación rara en el estómago y no fue por el salmón del mediodía.

Eso de que atardezca cada vez más pronto, que ya tenga que ponerme calcetines o taparme con una manta para dormir son acontecimientos otoñiles que nunca me han gustado. El único coletazo que queda del cada vez más lejano verano es el mosquito que me acompañó esta madrugada. 

Pero la vida sigue, y para no convertirme en el típico informático gordo y con gafas (sólo cumplo un requisito de los anteriores pero hay que cerciorarse) comencé a correr el pasado miércoles. ¿Para qué negarlo? Me cansé demasiado y me parece más entretenido patinar, nadar, jugar a tenis o echar una partida al San Andreas pero intentaré mantener una rutina o al menos combinarlo con otro deporte. Para empezar mañana voy a jugar a tenis con unos colegas después de perder miserablemente 6-1 contra INyD con pelotas del chino que no botaban mucho.

Que tengan una feliz entrada de octubre y no se olviden de despertar a Green Day.

3 comentarios:

Doctora dijo...

A mí me encanta el otoño, es mi estación favorita, puedo ahora lucir toda la ropa de entretiempo que tengo y ver como la gente en manga corta se confunde alegremente con la gente que lleva chaquetas.

Patinar, nadar, jugar a tenis... desconocía ese lado pijeril que tienes deportivamente hablando ;P

InyD dijo...

1. No todo es malo. Los domingos otoñales e invernales pueden ocuparse en jugar con tu novia a juegos extraños por internet, ver alguna serie y dar clase de 2cómo hacer mi primera página web" que se te da muy bien.

2. Patinar, nadar y jugar al tenis no son deportes pijos para nada. Vale que del tenis siempre se ha dicho pero yo no lo entiendo. Se hace un gran esfuerzo y sudas un montón. Eso no puede ser pijo nunca.
Pijo es el golf o la hípica. ¿No?

Venga, no te puede sentar tan mal el cambio de estación. Es peor si vives siempre esperando el verano. El frío también tiene cosas buenas. Duermes agarradita y no pasas calor y los abrazos con sudadera molan mucho.
;)

Clarisé Rose dijo...

Mira que tenía ganas de que llegara el otoño, pero había olvidado las migrañas equinocciales que me destrozan la cabeza... Si mezclamos eso con los odiosos domingos, pues KA-BOOM. Asco total. Llevo unos días otoñales odiosos (no porque quiera, sino porque mis ovarios, migrañas y reciente gripe me impiden disfrutarlos) y espero que mi organismo se acostumbre ya a este cambio de tiempo.
(ah, te contesté a lo de glee en mi blog) Qué raro se me hace retomar la rutina blogger... y qué agradable, por otro lado :)

 

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