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24 de agosto de 2010

Roma

Era mi última noche en Roma, la ciudad eterna. Salí a dar una vuelta como ya había acostumbrado a hacer todas las noches, aprovechando que el calor romano remitía unos grados. Mientras me tomaba uno de esos enormes ‘gelattos’ en la Piazza Navona, una chica rubia se me acercó: - Hey, what’s your name? – me preguntó en inglés con un marcado acento ruso. Tras decirle mi nombre me tendió la mano y me dijo que se llamaba Natasha. Me comentó que también era su última noche en Roma y me preguntó amablemente si me apetecía pasarla con ella…

Todo esto sería muy bonito si me hubiera pasado a mí, desafortunadamente sólo es el comienzo de la película Room in Rome y yo no soy Elena Anaya precisamente.
Mis vacaciones en Roma tampoco han sido como las de Audrey Hepburn, al menos, no comenzaron como tal.

Y es que la llegada a Roma fue un tanto dificultosa, tanto que en más de una ocasión creí que nos quedábamos en España. Lo primero fue el retraso del avión a Madrid, acabamos perdiendo la conexión y nuestra querida Iberia tuvo que buscarnos hotel para dormir esa noche. Segunda vez que me quedo a dormir en la capital de sorpresa y no llevo ni bragas limpias, ¡qué horror! Cuando conseguimos aceptar que perderíamos una noche y un desayuno en Roma nos damos cuenta de que uno de los dni’s estaba caducado de hace unos días. No nos habíamos dado cuenta hasta ese momento y porque la del hotel nos lo dijo que si no… Ya os podéis imaginar el agobio. Tuvimos que volver al aeropuerto para hablar con la policía. Por cierto, no recuerdo un cuerpo de policía que impusiera menos, poco más y nos vamos de cañas. La cosa es que no teníamos solución, el pasaporte estaba en casa, allí no hacían visados ni nada por el estilo y nuestro vuelo salía a las 7 de la mañana del día siguiente.

Me estresé tanto que hasta me bajó la regla. La única alternativa era jugársela a que no se dieran cuenta en la puerta de embarque. Los minutos previos fueron angustiosos, yo ya me veía en casa llorando por la pérdida de un viaje que había esperado durante meses. Por suerte, nos tocó una azafata rubia – no tengo nada en contra de ellas – que apenas se fijó en los dni’s. Casi bailaba mientras entrábamos al avión. Por fin pude relajarme y dormir todo el vuelo de ida a Italia, apenas había pegado ojo la noche anterior.

Por suerte, en Roma todo fue como la seda. El hotel era muy céntrico y su único fallo era un Jesucristo puesto en la pared que me apresuré a quitar con todo el respeto para los días que permaneciéramos allí. Visitamos todos los lugares míticos: la fontana de Trevi- siempre petada de gente- , el Coliseo – imponente, grandioso-, el Castillo de San Angelo – menudas vistas - y las famosas Piazzas como Navona, Venezia, Popolo, Spagna... ¡Y por fin conseguí hacerme una foto en la boca de la verdad!

Como no, tocó ir al Vaticano y después de esperar durante media hora una cola con 40º sobre nuestras cabezas nos dicen que una de nosotras iba demasiado provocativa. Al parecer no se puede ir en tirantes ni pantalones cortos, cosa que ya sabíamos, pero que una falda pille justo por encima de las rodillas también lo consideran pecado. Me fui cabreadísima pero a la mañana siguiente estábamos allí otra vez muertas de calor con unos vaqueros largos. Porque la cúpula de la Basílica y la Piedad son dignas de ver que sino iba a ir Rita.

En fin, que también visitamos sitios no tan míticos como Villa Borguese, que es una especie de parque gigante que hay al norte donde pudimos ver el Museo de Arte Moderno. Normalmente acudo a este tipo de museos para reírme un rato de lo que algunos consideran arte pero este me sorprendió gratamente. Tenía unas estatuas del siglo XIX impresionantes, nunca me había pasado eso de quedarme delante de una escultura más de cinco minutos pero hubo un par de ellas que lo consiguieron. También había un cuadro de Gustav Klimt, en concreto este.



Últimamente me gusta mucho el estilo característico de este artista así que imaginad mi sorpresa cuando pude ver uno original por primera vez.

Dejando a un lado temas tan intelectuales, decir que estoy totalmente enamorada de la comida italiana. He aquí un resumen de lo que engullí estos días:



Claro que comí otras cosas que no fueran pizzas (lasagna, pasta de forma rara, helados que aunque pidas el pequeño te dan uno tan grande como la torre de Pisa que te tienes que apresurar a comer) pero todos los días caía una. ¡Qué ricas estaban! Luego te clavaban cuatro euros por una coca-cola pero el gusto no te lo quita nadie. Confieso que también fui al Mc’Donalds y me reencontré con algo que dejaron de hacer en España hace tiempo y a mí siempre me encantó: la McToast. Creo que sonó la de Have a little time with my friends mientras la degustaba por primera vez en muchos años.

Procuré hablar en italiano en todo momento y me sorprendió entender casi todo lo que decían. La fama de los hombres italianos la tienen bien merecida porque nunca había oído tantos Ciao Bella! en mi vida. A mí me cayeron bien aunque a veces son un poco pesados.

Llamé a Sarah Nile para ver si tomábamos un café juntas pero estaba de vacaciones en Australia así que para la próxima xD. Por cierto que para enriquecer mi vocabulario italiano me compré la revista Visto, donde normalmente hacen entrevistas a los del Grande Fratello - más que nada la compré a ver si salía mi Nile o la Ciardi, soy así de Friki. Hablando de il Sogno, foto al cante de una tienda muy cuqui de juguetes que había en Piazza Navona.



Supongo que me pasaron mil cosas más pero no es cuestión de contarlo todo que luego no vais a Roma por haberos desvelado todas las sorpresas. En este momento estoy en el aeropuerto de Fiumicino, cerca de Roma, esperando un vuelo que ya se retrasa dos horas. Como me quede por tercera vez en Madrid juro que demando a Iberia. ¡Qué ganas de estar en casita! Como añoro mi Twitter, mi Tuenti y mi blog. En cuanto llegue a casa subiré este pequeño resumen con las fotos pertinentes.

Por cierto, qué descortés soy. ¿Qué tal os ha ido en mi ausencia? ¿Me habéis echado de menos?

Pd: son la 1:15. Todos los vuelos que he cogido hoy, retrasados. Odio a Iberia pero al menos he llegado. Mañana me pongo a leer todas las actualizaciones, prometido :)

Bacio a tutti!

5 comentarios:

Estela Rengel dijo...

Me encanta Klimt, esa "maternidad" me parece preciosa. Me alegro mucho de que a pesar de las putadas de Iberia, el viaje en sí haya ido bien, aunque no hayas podido quedar con tu ídola xDDDDDD

Un besote.

LA DESGRACIÁ dijo...

Cagoen Iberia! El mío tb se ha retrasado!

Ah! Conoces la cafetería cerca de la piazza di Espagna donde hacían las tertulias Lord Byron y cía. A mí me encantó, aunque te cobraran hasta por el aire que respiras.

bss

FueraDeReceta dijo...

Ya stas de vuelta!! por lo que leo lo has pasao increible, además se te ha hecho muy ameno el viaje... jeje
Q pena qtuviese la agenda tan llena Sarah, pro entre tu y yo... ella se lo ha perdido!! jej

1bsin

Tantaria dijo...

SNifff. Me encanta Romaaaaaaaaaa

Anónimo dijo...

QQQQQ envidia!!! te habla una ex-erasmus-romana q le encantó la ciudad y pasó allí un pedazo de año, q recuerdos! se ve q has aprovexado el viaje, jejeje me alegro :)

 

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