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23 de febrero de 2011

Caja de Pandora

Hay veces que tenemos recuerdos tan borrosos que no sabemos si realmente fueron recuerdos o solo sueños. Uno de esos momentos me hizo iniciar este blog. Uno de esos momentos en los que le confesé lo que verdaderamente sentía y, que desde entonces, hemos mantenido como si sólo hubiera sido una pesadilla en una noche de borrachera. Un pacto de silencio que ninguna firmó pero que nos permitía continuar con esta amistad (¿como si nada?)

Empezaba a temer que todo había sido un sueño hasta hace poco, en una de esas conversaciones triviales en las que yo sólo le quería contar una tontería cualquiera de las mías.

- Tengo que contarte una cosa...
- ¡Cuéntamela!
- Ahora no, que hay gente delante. Luego te la cuento en privado. (voz de coña clarísima)
- Miedo me das, la última vez que me dijiste eso te acabaste confesando.
- Que no mujer, no es nada de eso, es una tontería...

Mi poker-face interna no tenía precio. Al menos ahora sé que ella lo recuerda pero mejor será enterrar el tema como tabú hasta, por ejemplo, el 2030 que la vuelva a ver casada y con hijos. Que pena que no vayan a ser míos...

Paz y amor. 

4 comentarios:

Pilistruski dijo...

ZAS! en toda la boca...

Yunns dijo...

Mítico e_ê
Me siento muy identificada xD

Doctora dijo...

Siempre que alguien te tranquilice en plan "No pasa nada,seguro que él/ella ya no se acuerda de eso" tú piensa "Si me acuerdo yo,¿por qué él/ella no?".

Estela Rengel dijo...

Ains, qué mal rollo da eso, tía... Pero es lo que dice Doctora, si tú te acuerdas, aunque sea levemente, el otro igual...

Nada, a correr un ESTÚPIDO velo y a seguir palante. Muá!

 

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