10 de julio de 2010
Camaleónica
Ayer acudí con unos amigos a una feria local en la ya es tradición comprarme algún que otro libro por el módico precio de un euro. Cayó un recopilatorio de poesías y un libro de ciencia ficción que trataba sobre algo así de que cada miembro de la sociedad tenía un día concreto para hacer tal tarea: trabajar, divertirse, estar en casa... paranoias futuristas así son las que me molan. También le compré un vinilo a una amiga en forma de disculpa (y para que me deje su pipa de agua estos días que estaré sola en casa ^^) Tras una cenuki y unas gafas en forma de estrella que me compré, ya estaba de fiesta.
La cosa es que ayer me percaté aún más de lo camaleónica que puedo llegar a ser (donde puse camaleónica veáse bipolar) Resulta que salí con unos cuantos amigos (todo chicos) que, por cierto, son todos super majos (pa eso son mis amigos ¡coño!) y me ponen en un pedestal por lo fiestera y buenrollera que soy (sus ligues deben ser todas unas rancias). Como de costumbre en un círculo mayoritariamente de un sexo se pusieron a hablar sobre el contrario y a mí me entraron unas ganas locas de ligar con una tía, soy así de influenciable xD. Después de unos jaggermeisster y unos tequilas mis amigos fueron desapareciendo paulatinamente con sus ligues así que arrastré a mi amigo más hetero a un pub de ambiente. Normalmente no suelo encontrar al prototipo de mujer que me gusta (femenina y con curvas) en ese sitio pero ayer encontré a una chica de mi edad (más bien reencontré porque la conocía de una foto de grupo que habíamos hecho en aquel mismo bar) muy guapa y divertida. Estuvimos hablando un buen rato en la barra mientras nos servían sendos cocktails y le dije que se sentara con nosotros en una zona bastante chula con sofás que hay. Aceptó pero se trajo consigo a sus tres amigas.
Os voy a dar un consejo que no podréis olvidar. A la hora de ligar con tías, juntaros siempre a un grupo de número IMPAR por favor. Porque al final pasa lo que pasa. Que yo me quedé con ganas de más y las cuatro amigas resultaron ser dos parejitas divinas. Encima el cocktail que pedí sabía asqueroso.
Mi amigo y yo nos retiramos pronto, bailamos algúna que otra canción mítica, recogí todas mis compras en su casa y me fui a la cama con la sensación de lo difícil que es encontrar alguien que te guste y que el sentimiento sea recíproco (eso, al menos). A veces me siento la pieza deforme de un puzzle.
Hoy, por lo pronto, me he despertado de resaca con el atronador sonido de unas vuvuzelas sonando al unísono. Toca comida de despedida con mi madre, pillar provisiones para ver el partido de mañana que por su bien espero que ganen.
Un saludo y seguid mis consejos, os irá bien ;)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Na, hija, no eres la única pieza que no encaja. Aquí encontrar pareja (y qué no sea bipolar y te des cuenta al cabo de una semana) es más difícil que aparcar un coche sin rozar las esquinas.
eyyy q yo consigo lo d aparcar... lento pero seguro eso si :)
Publicar un comentario