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16 de julio de 2010

Pequeña historia de verano

El calor era insportable. Lo hubiera sido incluso si X. no estuviese a su lado pero sentía su respiración tan cerca que aún podía intuir el chicle de hierbabuena que se tomó hace una hora para evitar que se le secase la boca. Sus cuerpos, exhaustos después de un día de playa, habian terminado por pura inercia en el sofá y por méritos propios habían comenzado a acercarse sin que nadie pudiera remediarlo.

Sus labios se tocaron tímidamente mientras las banderas de España ondeaban fuera, un gato negro cruzaba la carretera y una señora se santiguaba por su mala suerte al cruzarse con el felino.

- Quiero que me des un beso de estrangis, como el de Casillas a la Carbonero - susurró X. al oído de Y.
- Sabes que tú y yo nunca seremos como ellos.
- ¿Por qué no?
- Yo no necesito que 17 millones de personas nos vean. Me conformo con tenerte así, tal como estás ahora, con un centímetro de sal sobre la piel para poder saborearte.

Entonces Y. besó a X. y sintió un calor indescriptible en todo su cuerpo, aunque el mercurio del termómetro de la cocina no se hubiese movido un ápice. Hacía tiempo que quería decirle a Y. esas dos palabras que marcan el destino de toda pareja. Inspiró y tomó su cara entre sus suaves manos.

- ¡A desnudarnos!


Y ahora bien, ¿de qué sexo creeis que son los/las protagonistas X e Y.? Yo aún no lo tengo claro...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Son dos mujeres, claramente!!!! ^^

 

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