Cómo salí del armario familiar

Esta entrada debería ir dedicada a la noche de ayer. La primera que ejercimos nuestro derecho de ciudadanos a disfrazarnos y hacer un poco el ridículo. He de confesar que el carnaval es una de mis festividades favoritas, el único fallo que le encuentro es el frío que te restringe mucho qué disfraz llevar. Mi grupo fuimos de Charleston, cabareteras, como lo queráis llamar. Pero he dicho que no voy a hablar de eso en esta entrada.


Y es que esta mañana desperté en un pozo psicológico y físico importante. En parte por los mismos asuntos de siempre y en parte por la resaca. Mi madre lo notó en seguida y no sé si fue porque no tenía las neuronas bien para mentir o, lo que es más probable, porque necesitaba sincerarme de una vez por todas le solté:


- Mamá, me gustan las chicas... y los chicos también.


Y mi madre ni se inmutó xD. Dijo que no la había decepcionado para nada, que ella solo quería que fuera feliz y que eso sí, que le diera nietos. Todo esto mientras seguía tendiendo la ropa. Me preguntó un par de veces si estaba segura sobre lo de los chicos, porque le parecía extraño que no me decantara por una cosa y nada, las míticas preguntas de cuando una sale del armario. 


Sé que fue precipitado porque había quedado con su novio en diez minutos pero mejor así, no estaba yo como para aguantar una charla de una hora de cómo me fui dando cuenta y todo eso. 


No sé si fue por la tensión o qué pero cuando me puse a llorar de repente. Por liberar tensiones más que nada. Me abrazó y me dijo que aquello no cambiaba lo que era y que me quería.


Como quiero a mi madre ^_^