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5 de octubre de 2010

Historias de autobus

Últimamente tengo la sensación de que me paso media vida en el autobus de casa a la uni y viceversa. Será por la mala costumbre de disponer de coche el año pasado pero lo cierto es que gasto más o menos una hora de mi día en ese medio de transporte público.

Si hay sitio y voy sola, normalmente me siento en uno de los dos asientos delanteros. Así no tengo que caminar mucho según llego, puedo ver lo que hace el conductor y puedo hacer el trayecto con la única compañía de la música del i-pod. Allí descubrí que los buses de mi ciudad pueden albergar a 33 personas sentadas y a 101 sentadas y de pie (lo pone justo debajo del extintor por si os pica la curiosidad)

Odio la gente que, estando el sitio de ventana libre, se quedan en el de pasillo. Que vale que no quieran compañía pero que lo disimulen un poco.

Me acuerdo que cuando subía de pequeña mi sueño era llegar a las barras horizontales de arriba y colgarme cual mono.

A pesar de lo tedioso que es a veces utilizar este medio, dentro suceden esas pequeñas cosas en las que me suelo fijar para hacer mi viaje algo más ameno. Me encanta imaginar lo que estarán escuchando tal o cual persona por los auriculares o si una persona adivinaría lo que estoy escuchando yo por mi aspecto. Sin ir más lejos, hoy me senté justo detrás de una Emo y me hizo gracia comprobar que en su lista de reproducción llevaba a Kylie o a Gaga.

Hay gente a la que le molesta el olor a humanidad en buses atestados. Normalmente, la gente con la que viajo es bastante limpia y es raro el día el que no me sorprenda un perfume concreto. ¿Nunca os han entrado ganas de preguntarle a alguien que colonia usaba para comprarla? Luego hay olores peculiares, como el del chico del otro día. Me recordaba vagamente al vodka negro con lima. No es que oliera a alcohol, pero si probáis este combinado os daréis cuenta de lo dulce que es.

Otra cosa que no entiendo son esas personas que se duermen en el autobus (hasta aquí vale aunque con todo lo que se mueve yo sería incapaz) y se despiertan justo en su parada. ¿Han desarrollado un sexto sentido de posicionamiento GPS o qué? Yo ya me he pasado unas cuantas veces pero no tuvo nada que ver con mi estado de vigilia, es que soy así de despistada y me pueden las conversaciones interesantes.

La verdad es que cada día pasa algo. Un pequeño gesto que te hace olvidar momentáneamente la expresión: ¡a coger el puto bus otra vez! No os lo conté, pero en mi último viaje a Salamanca, cuando hicimos la parada reglamentaria, un chico y una chica se conocieron mientras fumaban e hicieron el resto del trayecto juntos, contándose sus vidas y quién sabe si algo más.

Yo hoy me enamorado de una persona que ha entrado por esas puertas corredizas... como casi todos los días.

4 comentarios:

Pilistruski dijo...

Buah, yo odio el puto autobús. Igual es porque lo pillo mucho por eso de vivir en la periferia. Si hace bueno y tal bajo andando,me lleva 45 minutos desde casa llegar al centro, sino bus q te crió. Y la verdad q no se si es mala suerte o qué, pero mucha peña es una guarrilla, porque hay olores y oleres.
Yo tb intento descifrar la música de la peña,jeje,y leo sus revistas o periódicos. Siempre hay quién te mira mal, pero el aburrimiento es lo que tiene. Con mis pintas no averiguarías lo q escucho ni de full,jaja.
Seguro q tb has perdido el tiempo leyendo los cartelitos biligües,jeje

Yunns dijo...

A mí me gusta jugar a inventarme la vida de las personas. Las observo, cómo se mueven, sus gestos, cómo visten, etc... y entonces empiezo a crearles vidas paralelas. Unos son felices, otros no, otros son infieles, y otros amantes bandidos xD
No sé, me hace desconectar mucho del resto de cosas, y dependiendo de mi estado de ánimo "creo" más o menos vidas felices, y me regodeo en esa alegría (cuando son tristes, es una mierda y entonces al rato lo dejo y acabo pendiente de la música de mi móvil, escuchando canciones deprimentes porque sí, porque a la mayoría nos gusta ser masocas).

A propósito, vi en tu Twitter lo de que a quien le encanta la lluvia es que no es de Asturias... ¿No me digas que eres asturiana?(Me too). No sé por qué, pero te imaginaba valenciana, haha.

¡En fin, un saludo!

poetadebotella dijo...

mmm...mira, ami tambien me inunda todos los dias la misma sensación deee...joder vivo en el autobús...jajaja
muuuá

Estela Rengel dijo...

Odio los autobuses. Con toda mi alma. Desde que me pasé toda la carrera yendo y viniendo a la facultad, a las prácticas al hospital, a mi casa... Asco.

Y tengo cosas para contar, eh, como una mujer a la que se le cayó el bote de recogida de orina de 24 horas en el suelo, se le abrió y lo regó todo...

 

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